Casi siempre tenemos la respuesta que buscamos frente a nuestros ojos. Simplemente es más fácil ignorarla porque la verdad suele tener un sabor amargo hasta que caen la ficha, el velo y la ilusión y no queda más que aceptar.
Casi siempre tenemos la respuesta que buscamos frente a nuestros ojos. Simplemente es más fácil ignorarla porque la verdad suele tener un sabor amargo hasta que caen la ficha, el velo y la ilusión y no queda más que aceptar.