“Hay tiempo para todo menos para siempre”.
Entonces, ¿qué estamos haciendo que no vamos por todo lo que queremos?
Nos llenamos la boca hablando del mañana,
dedicamos nuestras horas libres a procrastinar
agazapadxs en esta patética trinchera
sin puerta de entrada ni salida
escondiéndonos del caos,
limitándonos a sobrevivir.
Las oportunidades se escurren más rápido que el agua
y, ¿cómo podemos estar tan segurxs del “después”?
Tengo demasiadas pocas certezas y una de ellas
es el ininterrumpido devenir del tiempo
y su exasperante velocidad.
Y la vida… la vida es todo el ayer,
la vida es todo lo que recordamos
porque el resto no existe,
no llegó.
Lo estamos construyendo
en este momento.
Si “hay tiempo para todo menos para siempre”,
¿por qué seguimos atrás de esta pantallita
tachando y tachando los días del calendario?
Nada nuevo va a suceder
si permanecemos en el mismo lugar.
Tengo demasiadas pocas certezas y una de ellas
es que hoy estamos vivxs,
pero ¿cómo podemos estar tan segurxs que haya un “después”?