Lo que más me gusta de ella
es que no se rinde conmigo.
Y me pasa a buscar
aunque le diga que no tengo ganas
de levantarme del sillón
porque sabe que al final
va a ser un sí
y nos vamos a divertir
como si fuera la última vez.

También me gusta
la paciencia que tiene conmigo.
Sabe que al segundo meme
dejo de responder
pero sigue intentando hasta darle en la tecla
para que yo (¡maldita competitiva!) tenga que mandarle otro
y retrucárselo.

Me gusta
la ternura inagotable que tiene conmigo.
Una vez a la semana
o cuando sabe que me olvido,
me deja cartitas
en la billetera
que casi siempre dicen:
“hoy la vas a romper”.

Me gusta
lo respetuosa que es conmigo.
No critica mis adicciones
y me deja mi chocolate preferido en la mesita de luz
para que mi ansiedad y yo podamos dormir en paz.

Me gusta
lo observadora que es conmigo.
Sabe cuando volví a hacerme un desastre en el flequillo,
cuando cambio el color del labial
(“me encanta cómo te resalta la piel”)
y cuando lloré durante horas la noche anterior,
porque me deja en una bolsita
los hielos preparados
para que se me deshinche la cara.

Me gusta
lo impulsiva que es conmigo.
Como ya la tengo harta con mis indecisiones
ni me pregunta,
y saca las entradas para los shows
que está súper segura que voy a terminar
amando.

También me gusta
lo compañera que es conmigo.
La tercera birra siempre cuesta un poco más bajar
y para no dejarme atrás
guarda la suya un rato en el freezer hasta que la alcanzo.

Me gusta, me gusta mucho
su manera elegante de mandarme a la mierda
cuando ya no quiere estar más conmigo.
Se acerca en mitad de mis quejas
y me chapa durante uno o dos minutos eternos
en los que ya no me queda ni derecho a réplica
y se tira en el sillón subiendo al máximo el volumen de la tv.

Lo que más me gusta de ella
es como ES
conmigo
cuando yo
quiero salir corriendo
de mi.