A veces es necesario

A veces es necesaria
la gota que rebalsa el vaso,
la pelusa en el durazno,
la curiosidad del gato,
que no sea oro todo lo que brilla,
decirle que no a tu sonrisa destructora.

A veces es necesario
apagar el aparatito,
llamarse al silencio,
dejar de ignorar por un ratito
a las ideas escandalosas,
sumergirse en el bullicio de los recuerdos,
decirte que esta vez no estas en lo cierto,
que no todo se cura con el tiempo.

A veces es necesario
estamparse contra la pared,
quemarse con fuego,
amanecer mojado,
comenzar con el pie izquierdo,
recordarte que mi filosofía barata
vale mucho más que tu amor a cuentagotas.

A veces es necesario
que las palabras se las lleve el viento,
que el mundo se quede ciego, sordo y mudo,
tomarse un mate con “un bueno por conocer”,
negarle el saludo a tu ausencia obstinada,
darle un changuí al espejo
y reconocerle a la mina que me mira por lo bajo
que es cierto que me veo más linda
y sin tantos desaires desde que no volviste a llamar.

A veces es necesario
desarmarse,
mezclar,
perder
todas las piezas,
y volverse a apostar…
desde la esquina,
desde ese rincón desolado
que no dice nada,
desde esa figura insulsa
que amenaza con hacerte malgastar tiempo,
porque volver a empezar se trata de eso:
tomar un camino diferente
al anterior
sin tu brújula manipuladora
que tarde o temprano
siempre me hacía volver
a vos.

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