Si la voy a remar
que sea para escuchar tu risa,
incluso, los lunes grises de asquerosa humedad;
si la voy a remar
que sea porque cuento con la ayuda de tus brazos
y la insistencia de tu confianza
para llegar a la orilla;
si la voy a remar
que sea para aletargar el tiempo
en el que te dormís una siestita apoyadx en mi regazo;
si la voy a remar
que sea porque deseás que te alcance;
y, también, porque deseas alcanzarme;
si la voy a remar
que sea para que me esperes
cada tarde de invierno con mates calentitos,
y si te pinta,
los chipacitos cuadrados…
esos que experimentamos una vez
del cuaderno de recetas de tu nono;
si la voy a remar
que sea para que cada noche
me leas un fragmento de tus poemas preferidos;
si la voy a remar
que sea para que en casa
siempre tengamos de banda sonora esa guitarra
que te encanta desenfundar sólo para contemplarla;
si la voy a remar
que sea para que nunca
(mejor, jamás)
ni de casualidad,
me permitas
en un descuido,
en un enojo,
en una inevitable frustración,
en un jadeo súbito
de un domingo para el olvido…
bajar los brazos
y renunciar a nosotrxs.