La NO despedida

Te despedí tantas veces
que no sé bien qué título ponerle a esto que estoy haciendo.
Pero sí,
en resumidas cuentas
te estoy pensando otra vez
es decir,
sí,
una vez más te estoy escribiendo
como para no perder la costumbre.

Hay una cuota bastante ingrata
en eso que llamamos
masoquismo.
O sea,
ya sé que no se va a desprender nada saludable de él,
pero además de cruel
es recurrente.

Lo más… ¿decadente? de todo este asunto
es que yo solita “elijo” sumergirme en mi mierda
porque básicamente no tengo otra cosa qué hacer
y estoy aburrida
y soy una fundamentalista del drama
y ahora tengo más tiempo libre
para pensar
y lamentarme
y hundirme despojada de responsabilidades,
porque cuando algo anda mal
todas las piezas se complotan de una forma mágica
para que TODO vaya perfectamente mal,
y cuanto más quiero salir del desastre
aunque sea para manotear una bocanada
ajena a mis líos,
más te apareces.

No. Nada de lo que diga hoy
tiene mucho sentido.
¿No ves que hasta me respondo yo misma?
Creo, más bien, que se trata de una charla que me debía
porque nunca supiste hacerte cargo ni de lo que íbamos a cenar.

En mi cabeza se siguen reproduciendo escenas
que, con el correr de las semanas,
se alejan un poco más de explicar lo que un día empecé a desentender.
Intuyo que el tiempo transcurre en una espiral sin salida
porque la D E S P E D I D A con todas sus letras
no tuvo lugar.

A ver.
Sí,
ya te dije adiós
hace doce botellas de vino
y cinco empachos de chocolate atrás,
pero que yo sepa
las despedidas son de a dos
o de a tres
o de la cantidad de personas que estén involucradas
y vos ni te enteraste que te bajé la persiana.

Digo, no sé,
se me ocurre,
podrías tener la delicadeza de asomarte un ratito
por esa ventana que no cierra bien en estos momentos
y decirme que te vas para siempre, por favor.

2 respuestas a “La NO despedida

Replica a Huecos de Magia Cancelar la respuesta