El mundo es tan chico, viejo

El mundo es tan chico y la vida tan corta
y nosotrxs eligiendo…

otra siesta
en lugar del atardecer perdiéndose detrás
del lóbulo derecho de tu oreja;

dejar para mañana
esa cita postergada cinco veces
con tus dos amigxs que te hacen llorar a carcajadas
solo porque afuera llueve un poquito;

no enviar el mensaje que venís planeando
cuidadosamente desde esta mañana en la ducha
porque pesa más tu orgullo que una nueva historia que podría funcionar;

no menear hasta el suelo con esa cumbia noventosa
que te enciende las extremidades, la sangre y la memoria
por temor al qué dirán cientos de desconocidxs
que no volverás a cruzar jamás;

rechazar LA oportunidad
que te propone un panorama completamente distinto
porque en tu zona de confort vos sos el que imparte el conocimiento
y no el que debe recibirlo
cuando esos tres golpes en la puerta fueron la llamada
que, en realidad, esperaste desde siempre;

pasar otras dos semanas de vacaciones
en el balcón pegajoso de tu depto
y en el que no te llega ni una gotita de aire
ni de casualidad
porque no conseguiste compañía para rajar
y mucho menos te atreviste a tomar solx un vuelo
a ese destino que te morís por recorrer;

ignorar tu agenda vacía
y el aburrimiento de los jueves por la noche
para poder “descansar” las ocho horas
estrictamente rutinarias
cuando, la posta, es que te cuesta hasta el fastidio
y el mal humor de los días siguientes
poder conciliar el sueño.

EL mundo es tan chico, viejo,
y la vida tan corta
y nosotrxs eligiendo
refugiarnos en la seguridad de la duda
en lugar de salir a correr el riesgo,
pifiarla de vez en cuando
y ganarla más veces de las que creemos.

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